Hay indicadores públicos y privados que lo señalan: la banca está suavizando las condiciones para conceder hipotecas. Los trabajadores autónomos, por ejemplo, vuelven a tener acceso a la concesión de hipotecas y éstas ya empiezan a cubrir el 72% del valor de tasación del inmueble según un estudio elaborado por la red inmobiliaria Tecnocasa. En algunos casos, sin embargo, la financiación puede llegar a alcanzar al 100% del valor de compra del piso. Esto es así porque se produce la confluencia de dos factores. El primero de ellos es la reducción del valor de los inmuebles experimentado en estos últimos años. El segundo, el hecho de que la tasación del inmueble, en muchas ocasiones, se efectúe por encima del valor de compra del mismo.

El hecho de que la banca vuelva a confiar en los autónomos y en su capacidad de devolución del préstamo hipotecario ha hecho que, durante el primer semestre del año, el 8% de las hipotecas concedidas se hayan concedido a autónomos. Este porcentaje está cinco puntos por encima del porcentaje registrado durante el segundo semestre de 2014, lo que viene a ser reflejo directo de la confianza del sistema bancario en las perspectivas económicas para el futuro más inmediato.

Estos datos no ocultan, sin embargo, que los trabajadores por cuenta ajena con contrato temporal tienen, de momento, serias dificultades para acceder al mercado hipotecario. La banca no acaba de confiar en ellos. En 2007, antes del estallido de la burbuja inmobiliaria, los trabajadores con contrato temporal acaparaban el 38% del total de los préstamos hipotecarios. En la actualidad sólo reciben el 5,9 % de las hipotecas. Las posibilidades de los trabajadores con contrato temporal para conseguir un préstamo hipotecario sólo se hacen realidad cuando se dispone de un aval o de algún tipo de garantía adicional. Sin ellas, es muy difícil que un trabajador con contrato temporal pueda conseguir un préstamo para la compra de vivienda.

Entre las hipotecas concedidas hay que señalar que están aumentando de manera muy importante aquéllas que son de tipo fijo. Más allá de la variabilidad del euríbor, lo que se busca es una estabilidad del tipo de interés bancario para, así, evitarse sobresaltos en el futuro cuando el tipo de interés suba. Las hipotecas a tipo de interés fijo que la banca española está concediendo ahora mismo tienen un tipo de interés que ronda el 2,8%.

Algo que también se observa en la actual política de concesión de hipotecas es una sensible reducción de la duración de la vida de las hipotecas. A diferencia de lo que pasaba antes de estallar la burbuja inmobiliaria, en la actualidad prácticamente no se conceden hipotecas a 40 años. La mayor parte de las hipotecas (el 60% de ellas) se conceden con una duración de 30 años y una cuarta parte de ellas lo son para un tiempo de 20 años.