Entre los grandes problemas a los que deben enfrentarse las grandes ciudades podemos destacar tres: la escasez de vivienda, el impacto medioambiental y, en las ciudades de los países más avanzados, cierta escasez de mano de obra. El Comité de Ciencia y Tecnología de la británica Cámara de Lores publicó no hace mucho un estudio en el que apuntaba que la construcción tradicional no está capacitada para ofrecer una solución a dichos problemas. En dicho estudio, titulado Fabricación off-site para la construcción: Construir para el cambio, se defendía la necesidad de un cambio radical en las técnicas constructivas y se proponía la progresiva implantación de lo que se conoce como construcción off-site.

¿De qué hablamos cuando hablamos de construcción off-site o construcción industrializada? De un tipo de técnica de construcción que, al contrario de lo que sucede con la construcción tradicional, permite trabajar simultáneamente diversas fases de la construcción de un edificio.

El propio nombre de esta técnica de construcción sirve para que nos hagamos una idea de cómo funciona. La técnica de la construcción off-site recibe este nombre porque gran parte de ella se aplica fuera del lugar en el que se va a construir el inmueble en cuestión. De hecho, entre un 70 y un 90% de dicho inmueble se construye fuera del terreno en el que el inmueble va a quedar emplazado y de manera paralela a las tareas de preparación del terreno o de cimentación. ¿Qué se consigue con ello? De entrada, reducir el tiempo de construcción del inmueble en cuestión. Un inmueble que, trabajando de manera secuencial como corresponde a la técnica de construcción tradicional, se tardaría un par de años en construir, vería su tiempo de construcción reducido a seis meses si se aplicara a la construcción del mismo técnicas propias de la construcción off-site.

Los defensores de la que está llamada a ser una de las grandes revoluciones del mercado de la construcción e inmobiliario del presente siglo exponen también una serie de ventajas de la construcción off-site sobre la construcción tradicional. Entre dichas ventajas podemos destacar las siguientes:

  • Los operarios, al trabajar en naves industriales, no están expuestos a los cambios climatológicos.
  • Aumenta la seguridad y la comodidad del operario.
  • La industrialización de los procesos permite trabajar más rápido y establecer turnos de trabajo.

La técnica de la construcción off-site o construcción industrializada lleva acarreada una consecuencia: gran parte de los edificios e inmuebles se construyen con materiales ligeros como el hormigón, la madera, el vidrio, el acero, el cobre o el aluminio. El hecho de que las diferentes partes de la construcción deban transportarse desde el lugar en que se han fabricado hasta el lugar en que deben colocarse obliga a que así sea. Con materiales ligeros, el transporte se ve menos afectado, se tiene más libertad de movimiento y, además, se puede construir más alto.

Otra de las ventajas que los defensores de la construcción off-site esgrimen en su favor es que la construcción industrializada produce menos residuos que la construcción convencional, por lo que tiene un impacto menor sobre el medio ambiente. El hecho de desarrollar la producción en fábricas o naves permite, además, controlar mucho mejor las emisiones que cuando dichas tareas se realizan al aire libre y en el lugar de edificación del inmueble, como sucede con la construcción tradicional.

El mayor argumento a favor de la construcción off-site, una técnica de construcción que viene a resultar igual de costosa que la construcción tradicional, es, sin duda, el ahorro de tiempo. Y el tiempo, ya lo sabemos, es oro. Sobre todo para quien quiere abrir un negocio o, en el caso de las construcciones públicas, para el ayuntamiento o comunidad autónoma que desea construir de manera urgente un hospital, una escuela u otro. Así, la construcción industrializada no es más barata que la construcción convencional, pero sí resulta, a la postre, más económica.