Como si de una producción más de una serie cinematográfica se tratara, este artículo podría titularse “El despertar del ladrillo”. Ése, según la mayor parte de los analistas económicos, podría, perfectamente, convertirse en el lema que describiera las perspectivas que parecen existir para el mercado inmobiliario durante el año que acaba de empezar.

En primer lugar, y como icono de lo que acostumbra a ser una mejora de la situación general del mercado inmobiliario, se prevé que exista un repunte al alza de los precios de la vivienda. Más alto en las ciudades (sobre todo en Madrid y Barcelona), la costa de Málaga y alguna otra zona y más bajo en la periferia. En estas últimas zonas, y según algunos analistas, el repunte de los precios no se producirá hasta 2017.

Un segundo factor que parece apuntar a ese “despertar del ladrillo” del que hablamos en este artículo es la creciente flexibilización del acceso a la hipoteca. Un 30% más de hipotecas sería una buena tasa para poder hablar de una sólida mejora del mercado inmobiliario. Este aumento de la concesión de hipotecas no supondrá, según se prevé, que se concedan créditos que excedan de un esfuerzo económico superior al 35%.

¿Qué tipos de interés se esperan para este año? Se siguen esperando tipos de interés bajos (algunos analistas llegan incluso a hablar de un Euríbor negativo). El mantenimiento de estos bajos tipos de interés permitiría que el crédito siguiera fluyendo. Ahora bien: ¿cuánto durarán esos tipos bajos de interés? Para algunos analistas, los tipos empezarán a repuntar ligeramente en 2017 siguiendo la senda que ya ha empezado a marcarse en Estados Unidos.

Otro factor importante a tener en cuenta a la hora de realizar pronósticos para el mercado inmobiliario en 2016 es el de saber o analizar a qué tipo de compradores irá orientado este crédito. Como es normal, los jóvenes seguirán deseando acceder al mercado hipotecario. Según los analistas, las rentas con unos 20.000 euros de ahorro y unos ingresos mensuales de uno 1.800 euros podrán acceder a la compra de viviendas cuyo precio oscile entre los 100.000 y los 150.000 euros. Este rango de viviendas son las más vendidas en el mercado inmobiliario español.

En contra del definitivo acceso masivo de los jóvenes al mercado hipotecario actúan tres factores que deberían corregirse. El primer factor, decisivo, es el del alto índice de parados de ese rango de edad. El segundo factor es el predominio de contratos de trabajo precarios. El tercero, los bajos salarios. La creación de puestos de trabajo y el reforzamiento de la estabilidad laboral deberían convertirse, pues, en objetivos prioritarios de una política económica orientada a resucitar el papel estelar del ladrillo en el conjunto de la economía estatal.

De qué manera reaccionará la oferta es otra de las preguntas cuya respuesta es decisiva a la hora de determinar hasta qué punto es sólida la mejora del sector inmobiliario y cuáles son los pronósticos para el mercado inmobiliario durante el 2016. Para los analistas, el aumento de la demanda derivado de la mejora de la situación económica general hará que vuelvan a surgir nuevos proyectos. De hecho, la compra que de terrenos se ha producido tanto en las grandes ciudades como en amplias zonas de la periferia parece apuntar a que los promotores ya van tomando posiciones para poner en marcha nuevos proyectos.

Las previsiones de los diferentes analistas apuntan a que el incremento de la compra de vivienda actuará como un freno sobre el crecimiento que, durante los últimos años, ha experimentado el alquiler de viviendas. La estabilización del alquiler pivotará sobre una serie de factores no necesariamente económicos, sino también culturales. Un factor fundamentalmente cultural es la progresiva conciencia que se va abriendo en muchos jóvenes de considerar la vivienda no como una inversión o un símbolo de prestigio social sino como una necesidad vital que debe cubrirse. Otro factor que incide en la progresiva estabilidad del mercado de alquiler inmobiliario, éste económico, se fundamenta en un hecho recurrente: nunca faltará gente que, no pudiendo acceder al préstamo hipotecario, escoja obligatoriamente la opción del alquiler para cubrir sus necesidades vitales de vivienda.

El que personas que actualmente viven en alquiler, y animadas por una mejora económica propia y general, decidan comprar una vivienda, y el que parte de la oferta de vivienda en alquiler salga a la venta serán, también, factores que incidan en esa ralentización forzosa del crecimiento que en los últimos tiempos ha experimentado el mercado inmobiliario de alquiler.