Una de las máximas preocupaciones del mundo de la construcción y la arquitectura es, a día de hoy, el conseguir aquellos materiales que garanticen un mayor aprovechamiento energético y que sirvan para aislar a los habitantes de una vivienda tanto del calor como de frío, así como de la humedad o del ruido. Elegir los aislamientos adecuados a cada circunstancia es, pues, fundamental para dar calidad a una construcción.

Son muchos los factores que pueden afectar a la elección de los materiales aislantes que van a utilizarse. La duración de los mismos puede ser uno de esos factores, pero también el gusto personal, la eficiencia energética, el coste, el potencial tóxico de dichos materiales y el impacto ambiental. En un tiempo en el que cada vez se presta más atención a las derivaciones contaminantes de la actividad constructora y se da más importancia a la posibilidad de reducir en la medida de lo posible el impacto ambiental de dicha actividad, conocer las características particulares de cada uno de esos nuevos materiales aislantes y saber hasta qué punto cada uno de esos materiales puede servir, individualmente, para hacer frente a una necesidad, es fundamental.

En este artículo vamos a ver cuáles son algunos de esos nuevos materiales aislantes para la construcción, cuáles son sus características y utilidades y quiénes son, en cada caso, los profesionales que se encargan de su aplicación.

Fibras de plástico o Poliéster

Entre los nuevos materiales aislantes más útiles a la hora de conseguir un buen aislamiento térmico que evite la dispersión del calor entre las diferentes áreas de la casa o entre ellas y el exterior encontramos las fibras de plástico.

Elaboradas a partir del petróleo, las fibras de plástico son muy eficaces cuando queremos evitar que el calor se disperse. Este nuevo material aislante para la construcción tiene, además, una gran ventaja: basta un pequeño espesor para conseguir una alta eficiencia térmica.

Poliuretano

Son diversas las formas en que se utiliza el poliuretano como material aislante en la construcción. Muy utilizado en el mundo de la construcción como aislante tanto térmico como acústico, el poliuretano tiene una desventaja: no es reciclable.

Funcionando de una forma muy efectiva tanto a altas como a bajas temperaturas, este nuevo material aislante que impide la entrada de aire y que ayuda a eliminar la condensación y la humedad se utiliza comúnmente para dar más eficiencia a los sistemas de aire acondicionado o para llenar espacios que necesitan estar aislados.

Espuma de polietileno

Una de las mayores virtudes de este nuevo material aislante para la construcción es su gran resistencia a la humedad y a la pudrición. La gran desventaja de la espuma de polietileno, sin embargo, es su proceso de producción. Derivado del petróleo como es, el proceso de fabricación de la espuma de polietileno resulta dañino para la capa de ozono. Éste nos sería, pues, un material aplaudido por los defensores de la arquitectura ecológica. Además, la espuma de polietileno es un material inflamable. El que se use a gran escala tiene una sola explicación: tiene grandes capacidades como aislante térmico. Hay estudios que demuestran que el ahorro energético que puede alcanzarse cuando se utiliza la espuma de polietileno es del 60%.

Fibras naturales

Más allá de la opción de recurrir a materiales aislantes que, como la espuma de polietileno o las fibras de plástico, obtenidos todos ellos a partir del petróleo, los constructores tienen la posibilidad de recurrir a materiales y sustancias de origen vegetal o animal que, siendo fáciles de reciclar y reutilizar, tienen un bajo impacto ambiental y que, por tanto, serían los nuevos materiales aislantes preferidos por la arquitectura verde.

Entre las fibras naturales de origen vegetal podemos destacar:

  • La fibra de madera. Realizada con retazos de madera que, reciclados, son utilizados como nuevo material aislante en la construcción.
  • El corcho. La corteza del alcornoque, procesada, produce un buen aislante térmico y acústico. El corcho resulta muy eficaz para luchar contra la humedad. Reutilizable y reciclable, el corcho, al incendiarse, no libera gases tóxicos.
  • La fibra de cáñamo. Este nuevo material aislante para la construcción es empleado para realizar paneles flexibles que se utilizan en la instalación de paredes, suelos y techos.
  • El lino.
  • La fibra de coco.
  • El algodón.

Entre las fibras naturales de origen animal podemos destacar la lana de las ovejas. Excelente aislante térmico, la lana de las ovejas, tratada, puede ser utilizada también como un aislante acústico.

Celulosa

La celulosa se fabrica con papel reciclado, cartón e hidróxido de aluminio. En el mundo de la construcción este material se utiliza como aislante térmico (especialmente en invierno, por su capacidad para retener el calor) y acústico. Bien en seco, bien en húmedo, la celulosa se inyecta con unas máquinas especiales en los huecos de los muros de los edificios.

Al sellar las cavidades en que se aplica, este nuevo material aislante para la construcción bloquea el paso del aire y de los sonidos, lo que ayuda a construir entornos tranquilos y silenciosos.

Lana mineral

Dos son las utilidades fundamentales de este nuevo material aislante para la construcción elaborado a partir de rocas volcánicas: el aislamiento y la protección pasiva contra incendios. De baja conductividad térmica, la lana mineral (llamada también lana de roca) es muy efectiva tanto para aislar del calor como para aislar del frío.

Además de sus grandes propiedades aislantes (su estructura elástica y multidireccional disipa la energía del sonido), la lana mineral aporta una ventaja muy a tener en cuenta cuando se la utiliza como aislante en el mundo de la construcción: es un material no inflamable. De hecho, este nuevo material aislante para la construcción puede permanecer inalterable incluso a temperaturas que superan los 1.000 ºC.

Fibra de vidrio

La invención de máquinas que producen vidrio con el espesor de un hilo dio lugar a la aparición de la llamada fibra de vidrio. La lana de vidrio, sin embargo, se empezó a comercializar en 1938. Su capacidad para retener el aire en su interior ha convertido a este material en un material muy apreciado por muchos constructores a la hora de proporcionar aislamiento a las diferentes estancias de sus construcciones.