Hablar del barrio de Sants es hablar de uno de los barrios más populares y familiares de Barcelona. Con una identidad muy marcada gracias a sus orígenes históricos, Sants fue, hasta 1897, un municipio independiente de Barcelona.

Los orígenes del barrio hay que buscarlos en la época romana, cuando la zona que hoy ocupa la barriada estaba poblada por villas agrícolas. Por los terrenos del actual barrio de Sants pasaba en aquel tiempo una bifurcación de la Vía Augusta que, proveniente de la zona del Maresme, se dirigía a Martorell. Aunque fue después, en tiempos de la Edad Media, cuando surgió una población denominada Sanctis y que se agrupaba alrededor de la iglesia románica de Santa Maria del Sants y que está ya documentada en el siglo X.

En la actualidad, todo el barrio se articula alrededor de la carretera de Sants. Esta calle, que está considerada actualmente una de las calles comerciales más largas de Europa, marca la línea por la que antiguamente pasaba el Camino Real, es decir: la carretera que llevaba a Madrid y que vino a sustituir a la vieja carretera, que pasaba por lo que hoy es la calle de Sant Crist y que, junto a lo que hoy es la calle Priorat y la calle Rei Martí, formaban el núcleo principal de la villa de Sants.

Parte destacable de la historia de Sants han sido el Hostal del Rey (un hostal que se encontraba en una esquina de la calle Carreras Candi y en el que los monarcas que acudían a Barcelona desde Madrid hacían noche) y, sobre todo, algunas de las fábricas que determinaron durante buena parte de su historia la esencia industrial de Sants.

Y es que Sants fue en su día, junto a Poblenou, una de las grandes barriadas fabriles de los alrededores de Barcelona. En Sants, lugar en el que los impuestos eran más bajos que en Barcelona, el agua era abundante y en el que, desde donde hoy se encuentra la Plaça de Sants, salía la línea de ferrocarril que iba hacia Martorell, se establecieron la fábrica de chocolate Jaume Boix, la fábrica del Vapor Vell, la España Industrial (a la que se llamó Vapor Nou), la Cros y varias fábricas de ladrillos. Esta industrialización de la zona hizo que a Sants llegara una importante oleada de emigrantes provenientes del campo catalán, de Aragón y de Castellón.

Tras muchas vicisitudes vividas durante finales del siglo XIX y buena parte del siglo XX y estrechamente ligadas al movimiento obrero y político catalanista, Sants se fue convirtiendo en lo que hoy es: un barrio eminentemente popular y lleno de vida que muestra su mejor rostro cuando llega su fiesta mayor y los vecinos de las calles principales, que han estado trabajando en ello durante gran parte del año, se encargan de engalanarlas temáticamente para, después, cenar comunitariamente en la que es su calle y bailar en ella al ritmo de las orquestas contratadas para el caso.

La vida de Sants, hoy, está marcada por dos elementos muy concretos: uno es la de la estación de ferrocarril Barcelona-Sants y la otra es la de la gran presencia de comercio de todo tipo a lo largo de la carretera de Sants, espina dorsal del barrio.

La estación de Barcelona-Sants es la estación central de Barcelona y, por tanto, la más importante de Catalunya. De ella parten líneas de alta velocidad y de largo recorrido y de ella, también, la línea de ferrocarril que permite conectar la Ciudad Condal con la terminal T-2 del Aeropuerto de El Prat en tan solo 17 minutos.

 

Un paseo por Sants

 

Pasear hoy por Sants es pasear por un paisaje urbano en el que aún pueden encontrarse huellas de su pasado industrial. Por el entramado de las calles del barrio de Sants pueden hallarse algunas chimeneas diseminadas, un parque de considerables dimensiones (el Parque de la España Industrial, que ocupa el espacio que en su día ocupó la fábrica del mismo nombre) y edificios de antiguas fábricas que han sido reconvertidos en espacios diversos como, por ejemplo, un edificio de la fábrica Vapor Vell que acoge actualmente una importante biblioteca pública.

Quien pasee por el barrio de Sants puede recrear su vista mirando los cientos de escaparates que dan a la carretera de Sants una inusitada vitalidad y un especial colorido y animación o puede, también, recrearse contemplando algunas piezas arquitectónicas que dan fe del esplendor que en su día tuvo el Modernismo y de la impronta que este estilo dejó en la capital catalana. En el barrio de Sants dejó especialmente su huella el arquitecto Modest Feu (amigo íntimo de Antoni Gaudí) con varios edificios construidos a lo largo de la calle de la Creu Coberta (propia del barrio de Hostafrancs y prolongación de la carretera de Sants) y de la propia carretera de Sants, así como en las calles Tenor Masini o en la calle Rosés. En esta calle, precisamente, Modest Feu, que fue algo así como el arquitecto oficial de Santa Maria de Sants, construyó la que es una de sus obras más emblemáticas: la Casa Gran o Casa del Barco, un bloque de pisos de ocho plantas y cuatro entradas que fue finalizado en 1927 y que simboliza un poco la llegada de la modernidad y el progreso.

Pasear por esas calles y contemplar esos edificios supone recuperar el aliento histórico de un barrio en el que aún perviven establecimientos que parecen sacados de otros tiempos. Uno de ellos es la tienda de alfarería Batllori ubicada en la calle Cros. Heredero de una larga tradición de alfareros, Andreu Batllori trabaja hoy la arcilla roja y hornea piezas por encargo. Sin duda, la alfarería Batllori es, hoy, el lugar ideal para comprar una hucha con forma de cerdito.

Otra de las tiendas emblemáticas de Sants es la casa de fotografía Can Daguerre. Fundado en 1916, este estudio fotográfico es, actualmente, el más veterano de Barcelona y el único que pervive en un barrio en el que hubo una competencia feroz entre cuatro o cinco estudios situados en las calles Gayarre, Guadiana, Alcolea o en el espacio que hoy ocupan las Cotxeres.

Además de disfrutar de estos locales emblemáticos que forman parte de la historia del barrio, en Sants se puede gozar de rincones encantadores y únicos para el relax como puede ser el de la plaza de Osca, una plaza rodeada de plataneros y en la que se puede disfrutar del placer de estar sentados en cualquiera de las terrazas de los múltiples bares ubicados en ella.

En el barrio de Sants, además, podemos encontrar restaurantes como Terra d’Escudella, Petit Pau, Lab Restaurant, Addis Abeba y Fenicia (ambos especializados en comida libanesa), Artesants, Putxinel·lis, el Restaurant Taberna La Parra, el restaurante vasco Txalaparta, el Arturo, El pebrot i el petit cargol, el Teta da Monja, el Can Manel, la Masia del Rocxi o Can Violí (que durante muchos años fue la tradicional Bodega Floren) entre otros. Otra de las tradicionales bodegas y casa de comidas del barrio de Sants es la bodega Llopart, ubicada en la calle Guadiana y que, tras muchas reformas, sigue abriendo cada día su persiana en la esquina con Rei Martí con el nombre de Nou Llopart.

El barrio de Sants tiene una amplia oferta, también, de bares y locales musicales en los que disfrutar de una copa y pasar un buen rato. Entre todos ellos podemos destacar la taberna El Racó de Sants, el Honky Tonk Blues Bar, el LUTE Bar & Bowls, el Bar Bodega Bartolí, el Fo Bar, la bodega Ciurana, el Kop de Mà, el Birras & Tapas, el Vermut i a la Gàbia.

Sants, sin duda, es un barrio en el que gozar de una buena calidad de vida. Bien comunicado y con excelentes servicios y una amplia oferta de ocio, éste es un barrio ideal para comprar o alquilar una vivienda.