Austeridad, sencillez, síntesis, orden, geometría… Si queremos trasladar estos conceptos al mundo del diseño y de la arquitectura tendremos que dirigir nuestra mirada a una corriente arquitectónica que recibe el nombre de arquitectura minimalista.
Basada en el concepto de “menos es más” y creada por el arquitecto Ludwig Mies Van de Rohe, esta corriente propugna reducir los elementos arquitectónicos a lo esencial.
En una casa minimalista no hay elementos decorativos sobrantes y las texturas, las líneas geométricas y las formas tienden a la simplicidad. En cuanto al uso de colores, los arquitectos minimalistas optan por lo monocromático tanto en techos como en suelos y paredes.
El blanco, en sus diferentes subtonos, es el color que reina en un hogar de estas características.
Son los accesorios, pocos y funcionales, quienes añaden algo de variedad a ese espíritu monocromático ajustándose siempre a una ley fundamental en el minimalismo: la de buscar, por encima de todo, la combinación perfecta con el resto de elementos.
En las casas de este estilo, el todo es más importante que las partes. Los espacios amplios y libres, el entorno armónico y, por encima de todo, funcional, y el rechazo frontal de todo lo que pueda originar redundancia visual, son algunas de las características que los diseñadores y arquitectos que defienden este estilo intentan plasmar en sus diseños.
Por todos los motivos indicados estos profesionales utilizan materiales puros como pueden ser el cemento pulido, el vidrio, la venecita o los alambres de acero. En un hogar diseñado y decorado siguiendo las líneas maestras de esta escuela, esos materiales combinan de manera sencilla y armónica con un mobiliario de diseño muy austero.
Este tipo de arquitectura presenta una serie de ventajas. Por un lado, sus materiales son materiales de más larga vida útil. Por otro, la simplicidad de líneas redunda en una importante reducción de costes.
Finalmente queremos destacar que la apariencia de una casa minimalista es de una modernidad intemporal que la hace no pasar nunca de moda.