Se dice que cada vez existen más dificultades para encontrar áreas edificables. Se dice también que, poco a poco, está subiendo el nivel de mares y océano. Es decir: que el mar está comiendo terreno a la tienda. O, lo que es lo mismo, que cada vez hay menos suelo firme sobre el que construir. Pero… ¿y si se construyera sobre el agua? Ésta fue la pregunta que se hicieron hace ya algunos años los paladines de la arquitectura flotante y para dar respuesta a esa pregunta actuaron con el ejemplo, es decir: realizaron construcciones flotantes para demostrar que se podía vivir sobre el agua. Los nuevos materiales y las innovaciones arquitectónicas se lo permitieron.
Las propuestas de los defensores de la llamada arquitectura flotante han sido muchas. En Londres, por ejemplo, se ha optado por construir en alguno de sus canales viviendas de masas. En China, extremistas en muchos aspectos y con tendencia a la monumentalidad, han optado por construir auténticas ciudades anfibias. La filosofía oculta tras ambos comportamientos arquitectónicos y tras ambas formas de entender o aplicar la arquitectura flotante está resumida a la perfección en la frase del arquitecto nigeriano Kunlé Adeyemi: “teniendo en cuenta el impacto del cambio climático, debemos a pensar mucho más sobre la oportunidad de vivir con el agua en lugar de luchar contra ella”.
Kunlé Adeyemi es el fundador del estudio holandés NLE, uno de los pioneros en el desarrollo y expansión de la arquitectura flotante. Entre otras construcciones, NLE ha diseñado diversos edificios acuáticos en el África costera, ha creado una escuela flotante en una laguna y una estación de radio en pleno delta del Níger.
Amsterdam, ciudad en la que tiene su sede NLE, es una ciudad que padece una importante escasez de viviendas. Para intentar paliar esta escasez de vivienda han surgido, a lo largo del río Ij, en el barrio Ijburg, una serie de colonias de casas flotantes que, una vez desarrolladas, está previsto que proporcionen cerca de 18.000 viviendas nuevas. Al mismo tiempo, y en algunos de los múltiples canales que posee la ciudad, están floreciendo casas flotantes que están amarradas a los muelles y algunas de las cuales tienen bases sumergidas en el agua para, así, proporcionar un espacio extra a la casa.
El modelo holandés ha sido visto con buenos ojos por diversas partes del mundo que, interesados en la arquitectura flotante, han pedido asesoramiento a especialistas holandeses en la gestión de agua. Arquitectos y urbanistas de países como Estados Unidos, Mozambique, Indonesia, Etiopía o Gran Bretaña han pedido información a estos especialistas y Alex de Rijke, arquitecto británico de la firma londinense dRMM, instó a sus colegas británicos a fijarse en cómo en los Países Bajos se había potenciado un tipo de arquitectura, la arquitectura flotante, que podría ser de gran utilidad en una ciudad como Londres o en las múltiples zonas navegables existentes en Gran Bretaña.
Uno de los arquitectos británicos que más ha apoyado el desarrollo de la arquitectura flotante en su país es el londinense Carl Turner. Turner opina que cientos de casas y lugares de trabajo pueden construirse, en el Reino Unido, en sus zonas navegables. Los canales y los bordes de los ríos, ha apuntado Turner, así como los muelles del extremo este de Londres podrían acoger, según sus palabras, “cientos, si no miles, de hogares”.
Otro lugar en el que se intenta ocupar espacios tradicionalmente no dedicados a la construcción es Seúl. Ahí, en Corea del Sur, en una de las ciudades con mayor densidad de población del mundo, en el río Han, que atraviesa la ciudad, se han ubicado varias islas flotantes que en el fondo son edificios con formas inspiradas en las distintas fases de la vida de los vegetales, desde la semilla a la flor.
Entre las obras más llamativas y representativas de la arquitectura flotante podemos encontrar las siguientes:
- El cine flotante del lago Nai Pi Lae, en la isla de Kudu (Tailandia), construido por el arquitecto alemán Ole Scheeren con materiales reciclables e inspirado en las típicas granjas de cultivo de langostas del sudeste asiático. La pantalla de esta sala de cine está sostenida entre dos columnas de roca natural.
- The Ocean Flower, un conjunto de casas flotantes que, unidas, hacen referencia a la flor típica de las Maldivas. Es en ese lugar paradisíaco en el que el arquitecto Koen Olthius construyó esta maravilla de la arquitectura flotante. Sin duda, las 185 viviendas que forman parte de esta macrourbanización flotante son de máximo lujo. Todas tienen piscina privada y están emplazadas en un lugar en el que pueden encontrarse restaurantes submarinos, tiendas, un centro de buceo y un spa.
- Las islas privadas flotantes que la empresa holandesa Dutch Docklands ha creado para que puedan emplazarse en cualquier lugar del mundo. Valoradas por no menos de diez millones de euros cada una, los compradores de estas islas flotantes ha optado por emplazarlas en lugares como Maldivas, Dubai o Miami.