Los inversores inmobiliarios han inundado el mercado hotelero español. Atrás quedan los temores que el estallido de la burbuja inmobiliaria dejó entre los inversores de todo el mundo. Sólo en el primer semestre de 2014 se invirtió en el mercado hotelero español más de lo que se invirtió durante todo el 2013.
Algunas de estas inversiones en el mercado hotelero deben ser consideradas inversiones estelares. Entre estas inversiones hoteleras destaca, sin duda, la de la sociedad de inversión Emin Capital en la Torre Agbar barcelonesa. Este fondo de inversión, presidido por Jordi Badia y con una actividad especialmente activa en países latinoamericanos, ya invirtió en su día unos 150 millones de euros en la compra de la icónica torre barcelonesa. Su transformación en hotel Grand Hyatt requiere de una inversión suplementaria de entre 50 y 60 millones de euros.
También será convertido en hotel de lujo el edificio de Deutsche Bank. En este caso, el grupo español KKH Capital & Property y Perella Weinberg Partners, con sede en Nueva York, han invertido 90 millones de euros en la compra del referido edificio. El Renaissance Hotel de Barcelona, por su parte, ha sido comprado por capital catarí por una cifra que ronda los 80 millones de euros. El capital catarí también ha decidido invertir en la capital española comprando por 60 millones de euros el madrileño Hotel Intercontinental mientras varios activos inmobiliarios han adquirido el complejo hotelero Gaudalmina (en Marbella) por unos 22 millones de euros.
La fuerza del turismo
Hay un motor que, sin duda, es el responsable de que todo este mercado hotelero se ponga en movimiento: el turismo. La industria turística ha sido el motor fundamental de la incipiente recuperación económica española. 35 millones de euros movió el turismo en España durante los primeros siete meses de 2014. No en vano, fueron más de 35 millones de extranjeros los que nos visitaron.
Otro motor del significativo aumento de inversiones en el mercado hotelero español radica en el hecho de que muchos inversores que habían dejado de confiar en la zona euro y habían concentrado sus inversiones en los países nórdicos, Suiza o Reino Unido, han vuelto sus ojos hacia España confiados en los indicadores de recuperación de la economía española y con la pretensión de diversificar sus inversiones.
Un tercer motivo que podría explicar este significativo aumento de las inversiones hoteleras en España sería la progresiva pérdida de rentabilidad de otro tipo de inversiones inmobiliarias, especialmente de aquellas destinadas a la compra de oficinas. Tras el desplome del mercado inmobiliario español, las oficinas se convirtieron en objeto del deseo de los inversores internacionales. No en vano, los rendimientos de la inversión en oficinas subieron hasta el 6,5%. La disminución de esos rendimientos debido al aumento de los precios de la construcción de oficinas y la caída de las rentas ha hecho que ese capital que buscaba rentabilidad en la compra de oficinas lo haga ahora en el mercado hotelero.
Para las inversiones hoteleras que se están efectuando actualmente en España se auguran unos grandes beneficios. Desde los años 90, el turismo ha sido una fuente estable de ingresos para la economía española. El tipo de turismo que visita España, además, ha experimentado un cambio sustancial, sobre todo en las grandes ciudades y especialmente en Barcelona.
Barcelona es actualmente una marca turística reconocida internacionalmente y muy buscada, también, por el turismo de lujo. Por eso el número de marcas hoteleras internacionales se ha multiplicado y la oferta de hoteles de lujo se ha multiplicado hasta ofrecer un espectacular catálogo de hoteles de alto standing.