El mercado inmobiliario se mueve. Los diferentes indicadores lo proclaman. Lo hemos ido viendo durante los últimos meses en los artículos de nuestro blog. Aumentan las compraventas, se incrementan los visados de obra nueva, suben los precios… La vivienda vuelve a convertirse, tras unos años de durísima crisis, en un bien preciado. Los inversores la miran con buenos ojos y vuelven a aflorar familias que desean cambiarse a una vivienda mayor, mejor ubicada o, sencillamente, mejor en conjunto. Para hacerlo es imprescindible en la mayoría de los casos vender la vivienda que ya se posee al mejor precio posible. Para ello resulta fundamental saber de qué manera revalorizar una vivienda para, de ese modo, poder vender la misma al mejor precio posible.

En este artículo queremos darle una serie de consejos para que sepa qué debe hacer para revalorizar una vivienda.

El precio de una vivienda depende de diversos factores. El estado de un edificio, la superficie, la orientación o la ubicación son algunos de esos factores. Sobre estos factores no puede actuarse. Ni podemos cambiar la orientación de nuestra vivienda ni podemos sacarla de un barrio para emplazarla en otro. No podemos, pues, actuar sobre dichos factores con el objetivo de revalorizar un inmueble. Lo que sí podemos hacer es actuar sobre otros factores que guardan una relación directa con el estado en que se haya el piso. Será actuando sobre esos factores como conseguiremos revalorizar una vivienda. Veamos cuáles son los factores más destacados de entre todos ellos.

Una de las acciones que podemos llevar a cabo para revalorizar un piso es ganar metros útiles sin por ello ampliar la vivienda. ¿Es eso posible? Sí. La distribución interior de un inmueble determina en buena medida el atractivo de ese piso y, con ello, su valor. A una vivienda se le pueden añadir o quitar habitaciones. En un piso se pueden tirar o mover tabiques. Podemos quitar superficie a unas habitaciones para dársela a otras. Podemos quitar superficie a una estancia para añadir esa superficie a la cocina o al baño. Un pasillo demasiado largo puede, por ejemplo, acortarse. El objetivo de cualquiera de estos cambios de los que hemos hablado es doble. Por un lado se debe perseguir el dar una mayor sensación de amplitud; por otro se debe conseguir que cada metro útil de la vivienda sea un metro realmente utilizable. Cambios de este tipo, señalan los expertos, servirían para revalorizar el valor de tasación de una vivienda en un 10%.

Otro aspecto fundamental a la hora de revalorizar una vivienda es el de la mejora del aislamiento térmico y acústico. La rehabilitación térmica es una de las prácticas que más pueden revalorizar un inmueble. Sustituir ventanas antiguas de vidrios simples por ventanas con doble acristalamiento es, en este sentido, determinante para revalorizar un piso. Aislar térmicamente fachadas, suelos y muros es, también, una buena manera de mejorar la eficiencia energética de la vivienda y, con ello, de revalorizar dicha vivienda.

Dos espacios que tienen una gran importancia a la hora de valorar una vivienda son el baño y la cocina. El aspecto de estos dos espacios es determinante a la hora de tasar un piso. Si el piso quiere venderse con los electrodomésticos, unos aparatos eficientes energéticamente servirán para dar un mayor valor al piso. En lo que respecta al baño, y más allá de la existencia de unos azulejos modernos y atractivos o de una mampara relativamente nueva, se valora más la existencia de un plato de ducha que la de una bañera.

En la valoración de estos dos espacios de la vivienda (y, por tanto, de la vivienda en sí) tienen una influencia capital lo que se conoce como “instalaciones de saneamiento y abastecimiento de agua” (es decir, las tuberías), la red eléctrica y, si la posee, la red de gas natural. Estas tres redes deben estar en condiciones y cumplir la normativa vigente para, así, revalorizar el piso. Un piso con unas redes de luz, agua y gas obsoletas pierde valor ya que se da por supuesto que el comprador de la vivienda deberá realizar un determinado desembolso económico una vez haya comprado la misma para, con ello, actualizar sus redes de servicios.

Finalmente, algo que no hay que olvidar nunca a la hora de revalorizar una vivienda es que la primera impresión que el comprador tenga de la misma cuenta mucho. Por eso hay que lavar la cara al piso que queremos revalorizar. ¿Cómo? Pintando las estancias con colores neutros, por ejemplo. O decorándolo de una manera moderna. O cuidando la iluminación procurando que las bombillas den más luz o aporten tonalidades más claras. O cambiando los interruptores por otros más nuevos y modernos. O cambiando los tiradores de los armarios empotrados y lacando las puertas. Como vemos, un conjunto de pequeños cambios puede servirnos para revalorizar una vivienda.

Pulir la superficie del suelo o renovarlo utilizando parqué de clic, tarima o vinilos que imiten a la madera o el gres puede servir, en algunos casos, para revalorizar un piso.