Si hay alguna ciudad europea que pueda ser considerada paradigma de la sostenibilidad, ésa es Copenhague. La capital danesa fue nombrada Capital Verde Europea en 2014. El hecho de que la mitad de su población, cifrada en unos dos millones de personas, se desplace hasta su puesto de trabajo o hasta su colegio en bicicleta o de que el 90% de sus fuentes de energía sean renovables fueron factores determinantes para que las autoridades europeas concedieran a Copenhague dicho nombramiento.

Copenhague ha decidido apostar por conseguir que todas sus fuentes de energía sean renovables y por alcanzar en 2025 la categoría de “urbe carbono neutral”. Para conseguir esos objetivos, la ciudad sueca ha decidido impulsar la implantación de los llamados techos verdes. Incluidos como parte fundamental del Plan Climático de Copenhague, los techos verdes se han convertido en un símbolo del esfuerzo de la ciudad danesa por alcanzar esos objetivos ecológicos y sostenibles.

Copenhague ha sido la primera ciudad en incluir en su legislación sobre construcciones una obligación: la de que todos los edificios de nueva construcción y con tejados de menos de 30 grados de pendiente instalen en sus azoteas algún tipo de cubierta verde. Las construcciones civiles y edificios municipales, por su parte, deberán también integrar ese techo verde en sus diseños.

Beneficios de los techos verdes

Los beneficios que para la sostenibilidad y la ecología tienen los techos verdes son varios:

  • Mejoran la calidad del aire absorbiendo los contaminantes.
  • Aíslan térmicamente los hogares, con lo que favorecen la reducción del consumo energético. El techo verde ayuda a mantener el fresco en las estaciones calurosas y el calor en las frías.
  • Reducen las emisiones de CO2.
  • Disminuyen la contaminación acústica.
  • Retienen entre el 50 y el 60 % de las precipitaciones. La cantidad de agua retenida por un techo verde depende de varios factores. De las plantas elegidas, por ejemplo, pero también de la profundidad del sustrato y, por supuesto, del sistema de drenaje. Esta retención de las precipitaciones permite reducir el consumo de agua del edificio.

La inclusión de techos verdes o techos ajardinados en las azoteas de los edificios tiene un efecto positivo también sobre la biodiversidad de las ciudades. Un techo verde puede convertirse en un excelente hábitat natural para muchas especies de pájaros e invertebrados.

¿Qué tipo de vegetación debe escogerse para construir una cubierta verde? La decisión deberá atender a varias variables. Su uso será una de ellas. Los techos verdes intensivos, por ejemplo, se usan como jardines y parques. Estos son los techos verdes más caros. Tienen árboles y arbustos y, a su vez, necesitan un sistema de regado que complemente al agua aportada por la lluvia. Este tipo de techo verde, además, pesa mucho más que los techos verdes extensivos. Estos últimos están hechos de césped o musgo, tienen un sustrato poco profundo y apenas necesitan agua, por lo que el mantenimiento de estas cubiertas resulta especialmente económico.

Adecuación de las cubiertas

Para incluir un jardín verde en la cubierta de un edificio es necesario adecuar el mismo para que las plantas no dañen a la estructura del mismo. Esta adecuación debe incluir varias capas, cada una de ellas con una función muy determinada:

  • capa anti-raíces,
  • capa drenante que deje pasar el agua pero no la tierra,
  • capa impermeable y aislante que impida que el agua dañe al tejado del edificio.

El drenaje de los techos verdes puede ser mejorado al aumentar la inclinación del tejado.

El ejemplo de Copenhague (que en la actualidad tiene más de 70 proyectos en marcha), Malmö (que ha transformado un barrio entero de casi 2.000 viviendas) y muchas ciudades alemanas (en 2011 Alemania contaba ya con 86 millones de metros cuadrados de techos verdes) está comenzando a dejar su huella en España. En Madrid, por ejemplo, se pueden encontrar algunos proyectos importantes. El más importante de ellos es, sin duda, el de la Ciudad Financiera del Banco Santander en Boadilla del Monte.

El Ayuntamiento de Madrid, por su parte, ha estudiado crear huertos urbanos en las cubiertas de los edificios. La creación de estos huertos urbanos formaría parte de los que se conoce como Madrid Más Natural.

Barcelona también ha decidido impulsar la renaturalización de las terrazas. En una ciudad muy construida, compacta y con pocos espacios que puedan ser dedicados a la realización de jardines y zonas verdes, la introducción de vegetación en terrazas y cubiertas de edificios sería una buena opción para conseguir reducir lo que se conoce como “efecto isla de calor”, tan típico de las ciudades.