Rafael Moya es un arquitecto técnico español que marchó a vivir a Perú hace ya unos años. Allí entró en contacto con la realidad más cruda del chabolismo sudamericano. En las afueras de Lima, en un cerro inhóspito, se encuentra una asentamiento formado por casi dos centenares y medio de chabolas y que es conocido con el nombre de los corintios. Rafael Moya pudo constatar la miseria de dicho asentamiento hace un año, cuando fue requerido para diseñar una casa en él. Una vez constatada la realidad del asentamiento de los corintios, Moya se planteó hasta qué punto un asentamiento de ese tipo podía ser compatible con conceptos como sostenibilidad o eficiencia energética. Con la idea de compatibilizar dichos conceptos con la realidad del asentamiento observado en aquel cerro ubicado al norte de Lima, Moya empezó a diseñar lo que hoy se conoce como Villa Corintios, una urbanización que, ubicada en el mencionado cerro, deberá cumplir, una vez que sea construida, con los principios de sostenibilidad de ONU-Habitat.

ONU-Habitat es un organismo dependiente de la ONU que tiene como finalidad promover pueblos y ciudades social y ambientalmente sostenibles para, con ello, proporcionar vivienda adecuada a todas las personas que la requieran. La sostenibilidad de un proyecto arquitectónico debe, según los principios rectores de ONU-Habitat, fundamentarse sobre tres pilares: el ambiental, el social y el económico. Según Rafael Moya, Villa Corintios cumple con creces los tres requisitos.

Materiales reciclados y bioclimatización

Las casas de Villa Corintios serán construidas con materiales reciclados de la zona para, de ese modo, ofrecer una oferta de vivienda asequible a familia con pocos recursos económicos. Además, las casas proyectadas por Rafael Moya se autoabastecerán de agua, la reutilizarán, serán bioclimatizadas y dispondrán de biohuertos y piscigranjas. Éstas servirán, junto a los biohuertos, para generar recursos. La bioclimatización, por su parte, servirá para ahorrar en electricidad y hacer más eficientemente sostenible la urbanización.

El proyecto de Villa Corintios se plantea que ese nuevo tipo de casas sustituya a lo que hoy, en muchos casos, no son sino chabolas construidas con tablones de madera y techos de lámina u hojalata.

Para iniciar la construcción de las casas que formarán parte de Villa Corintios será necesario, primeramente, aterrazar la tierra, es decir, hacer terrazas o andenes, una técnica ya utilizada por los incas y que, en caso de seísmo, puede reducir el riesgo de corrimiento. El aterrazamiento del cerro se realizará utilizando un material de bajo coste y de fácil transporte (la propia piedra que ofrece el cerro) y servirá como pared trasera de unas viviendas que serán construidas a partir de la utilización de módulos hechos con paneles prefabricados de cinco por cinco metros con los que construirán viviendas estándares de dos plantas. En la primera, las viviendas de Villa Corintios tendrán salón con cocina integrada, baño y patio; y en la segunda, dos habitaciones. El hecho de que las viviendas se construyan con módulos permitirá una ampliación de las misma cuando las circunstancias familiares lo requieran.

El suelo de las viviendas será de piedra y será el hormigón el material predominante en el resto de la estructura. El uso del hormigón es justificado por Rafael Moya utilizando varios argumentos. Por un lado, requiere de poca energía para ser fabricado. Por otro, no requiere un material especial para su fabricación. El hecho de ser, en esencia, piedra molida, permite echar mano de la piedra existente en la zona (se ahorra el transporte de la misma).

Junto a la piedra y el hormigón, será el de desecho reciclado el material que servirá para edificar las viviendas de Villa Corintios. Escaleras, divisiones internas, cubiertas, etc. podrán ser realizadas, por ejemplo, con palés reciclados.

Los neblineros serán fundamentales a la hora de proporcionar agua a unas casas a las que, construidas en una zona en la que llueve poco pero en la que hay una gran humedad, no llega (ni llegarán probablemente en muchos años) el suministro de agua municipal. Los neblineros son una red de nailon de malla fina encargados de captar la humedad ambiental y de convertirla en agua. Una vez convertida en agua, ésta irá a parar a una cubierta vegetal que, ubicada en el techo de la casa, la filtrará para, de ese modo, retener todos los componentes orgánicos y químicos. Filtrada, el agua captada por los neblineros se acumulará en un depósito que, también, se encontrará en los techos de las casas de Villa Corintios.

Para reducir el gasto de energía eléctrica se procurará construir las casas orientándolas de manera adecuada para que se aproveche al máximo la luz solar. Con tal finalidad, también, se utilizará el acristalamiento. Esto, combinado con las características propias de la piedra y el hormigón (que retiene el calor en invierno y el frío en verano), servirá para convertir estas viviendas en casas bioclimáticas.

La importancia de lo comunitario

La construcción de Villa Corintios tendrá también una marcada vocación comunitaria. Las casas no crecerán ni se instalarán, como acostumbran a crecer en los asentamientos irregulares, al libre albedrío de sus propietarios. Es decir: la construcción de Villa Corintios se ajustará a unos determinados planes urbanísticos y a un determinado sentido de lo comunitario, algo que, en principio, puede chocar con la mentalidad un tanto anárquica de los pobladores de este tipo de asentamientos. Áreas verdes, parques infantiles, zonas comunes y recreativas, puestos de salud… todo ello está incluido en el proyecto de Villa Corintios.

En la parte alta del cerro se construirán zonas verdes que serán regadas con agua captada por los neblineros. El agua que baje desde allí lo hará por canaletas que servirán para regar los biohuertos que salpiquen la ladera del cerro y para llenar los estanques que se dedicarán a la crianza de peces. A los biohuertos y piscigranjas se unirán otros proyectos que servirán para autoabastecer esa especie de pequeña ciudad ecológica que pretende ser Villa Corintios. Entre esos proyectos podemos destacar una planta de procesamiento para convertir los desechos de Villa Corintios en gas metano y en fertilizante para los biohuertos y de una serie de instalaciones que puedan ser utilizadas por microempresas de reciclado de residuos orgánicos.

Para construir Villa Corintios se cuenta con la participación de los propios habitantes del asentamiento. Ellos serán los encargados de construir las escaleras para acceder a las distintas terrazas de la urbanización (algunas ya se están construyendo) y de nivelar las calles. El trabajo comunitario será, pues, fundamental para levantar Villa Corintios. En principio, cada familia se encargará de levantar su propia casa. Para construir Villa Corintios, sin embargo, deberá contarse con la ayuda oficial y la cooperación internacional.

El tiempo dirá si el modelo de Villa Corintios cuaja y este tipo de urbanización y construcción se convierte en la solución al problema de la vivienda existente en muchas zonas de Latinoamérica. En ese sentido, esta urbanización limeña servirá como experiencia piloto de hasta qué punto pueden edificarse urbanizaciones sostenibles en zonas depauperadas.