El arquitecto y prestigioso urbanista catalán Joan Busquets (El Prat de Llobregat, Barcelona, 1946) y Enciclopèdia Catalana acaban de lanzar al mercado Joies de l’arquitectura catalana contemporània. En dicha obra, Busquets coordina un trabajo exclusivo que sirve para recuperar lo más destacado de la arquitectura catalana desde los años 20 a la modernidad, un período en el que la obra arquitectónica realizada en Catalunya, y en palabras de Joan Busquets, catedrático de Harvard, “puede ser vista con un esplendor comparable a la arquitectura modernista”, la arquitectura que, con la obra de arquitectos como Josep Puig y Cadafalch, Lluís Domènech i Montaner y, sobre todo, Antonio Gaudí, ha sido vista como la “edad de oro” de la arquitectura catalana y como un reclamo turístico de primer orden.

Joan Busquets, sin embargo, pone un pero a la arquitectura modernista catalana. Según Busquets, caracterizado por su defensa de una arquitectura que se integre en un proyecto global de ciudad (Joan Busquets ha proyectado la planificación estratégica y el diseño de ciudades como, entre otras, Lisboa, Barcelona, La Haya, Marsella, Toledo, A Coruña, Singapur o Milano), la arquitectura modernista “no tuvo la capacidad de dar respuestas más allá de las demandas de las clases dominantes del momento”. Para Busquets, la arquitectura actual sí “está en camino de aportar soluciones al conjunto de la sociedad”.

En Joies de l’arquitectura catalana contemporània aparecen textos y selecciones de, entre otros, Eulàlia Gómez Escoda, Lluís Domènech i Girbau, Carme Ribas Seix, Albert Fuster, Julio Garnica y Pere Joan Ravetllat. Los textos y selecciones se agrupan en ejes temáticos. Entre estos ejes encontramos los dedicados a edificios institucionales, a viviendas unifamiliares, a viviendas colectivas, a equipamientos locales, a arquitecturas de espacio libre o el dedicado a los espacios de uso mixto.

Seleccionar entre todo el corpus arquitectónico catalán las 115 joyas de la arquitectura catalana que han tenido el privilegio de ser incluidas en Joies de l’arquitectura catalana contemporània ha supuesto, según Joan Busquets, un “auténtico dolor de cabeza”. Entre esas 115 joyas, el lector de Joies de l’arquitectura catalana contemporània puede encontrar los siguientes edificios y espacios públicos:

  • Pabellón de Mies van der Rohe para la Exposición Universal de 1929.
  • Casa de la Marina, de Josep Antoni Coderch y Manuel Valls Vergés. Este edificio se halla en la Barceloneta, en un solar de 158 metros cuadrados. La fachada de esta “joya de la arquitectura catalana” alterna cerámica rojiza y persianas blancas.
  • La Casa Bloc, diseñada en 1932 por Josep Lluís Sert, Josep Torres Clavé y Joan B. Subirana en el barcelonés barrio de Sant Andreu en 1932. La Casa Bloc fue diseñada para albergar 200 viviendas de 60 metros cuadrados y también espacios comunes para practicar deporte y para poseer aulas, bibliotecas y economatos.
  • Casa de la Clota, una rehabilitación realizada por Enric Miralles y Benedetta Tagliabue al pie del turó del Carmel, cerca de la Vall d’Hebron. Entre 1997 y 1999, Miralles y Tagliabue rehabilitaron dos pequeñas casas y las unieron a partir de su espacio ajardinado.
  • Casa Pons. Un edificio construido en 1933 en L’Hospitalet, en la confluencia de las calles Progrés con Collblanc y que fue bautizado en su época como “el rascacielos de Collblanc”.
  • Edificios Trade, de Josep Antoni Coderch y Manuel Valls Vergés, construidos entre 1965 y 1969.
  • Edificio de la Diputación de Barcelona.
  • Edificio del Colegio de Arquitectos.
  • Sede de la Fundación Alicia.
  • Mercado de Santa Caterina.
  • Juzgados de Vic.
  • Teatro Museo Dalí.
  • CosmoCaixa.
  • Ampliación del Museo Picasso.
  • Ampliación del Palau de la Música.
  • Casco antiguo de Ullastret.
  • Sede de Gas Natural.
  • Illa Diagonal.
  • Plaza Europa de L’Hospitalet.
  • Parc de l’Escorxador.
  • La Torre Agbar de Jean Nouvel.
  • Walden-7.
  • La Torre de Collserola de Norman Foster.
  • El puente de Bac de Roda de Santiago Calatrava.
  • Las Viviendas Raval del Pallol, realizadas por el equipo Varis Arquitectes de Reus.

En Joies de l’arquitectura catalana contemporània se hace referencia también a los cambios que experimentó tanto Barcelona como su área metropolitana a consecuencia de la celebración de los Juegos Olímpicos de 1992. Según apunta Joan Busquets, la arquitectura creada durante ese período tuvo un impacto mayor en la ciudad que, por ejemplo, la creada durante la Exposición Universal de 1888. La arquitectura de la Barcelona olímpica no fue tanto una arquitectura centrada en el “edificio objeto” como una arquitectura que buscó construir un edificio que sirviera, también, para “hacer ciudad”.

Busquets, realizando un repaso de la arquitectura catalana desde los años veinte del pasado siglo a la actualidad, destaca cómo el fin de la Guerra Civil trajo una arquitectura “esencialmente monumentalista” poco interesante. La arquitectura catalana moderna, apunta el catedrático, llegaría de la mano del Grupo R. En él, Busquets destaca las obras de Oriol Bohigas y de Antoni de Moragas.

La llegada de la democracia, apunta Joan Busquets, supuso la llegada de un nuevo concepto de la arquitectura. Tras el desarrollismo de los sesenta, los nuevos ayuntamientos empiezan a fomentar la idea (y a trabajar con ella) de que el espacio público es importante.

Joies de l’arquitectura catalana contemporània se presenta como un volumen encuadernado que, con una caja de piel, consta de 424 páginas y posee 450 fotografías de gran formato.

Joan Busquets apunta que la arquitectura catalana tiene un gran futuro por delante. Uno de sus grandes méritos, apunta, es haber sabido conjugar la influencia internacional y la tradición local. Eso ha permitido la aparición de estudios arquitectónicos de prestigio internacional como puede ser, por ejemplo, el estudio RCR, que fue premiado en 2017 con el Premio Pritzker, popularmente conocido como el “premio Nobel de la Arquitectura”. En cierto modo, lo que RCR ha hecho es algo que ya hicieron arquitectos de los años treinta: combinar lo autóctono con lo foráneo. Eso fue exactamente lo que hizo Sert. Sert combinó técnicas y lenguajes europeos con algo tan catalán como la bóveda de ladrillo, y su obra aún pervive.