Cada vez es más común el hecho de que haya personas que compran una vivienda para ponerla en alquiler. Como hemos analizado en diversos artículos de nuestro blog, los precios del alquiler en ciudades como Barcelona han hecho que el poner un piso en alquiler sea un negocio rentable para aquellos propietarios que poseen un activo inmobiliario susceptible de alquilar. Esa rentabilidad prácticamente asegurada puede hacer, sin embargo, que le persona que tiene esa vivienda de propiedad y desee ponerla en alquiler se precipite al hacerlo y cometa una serie de errores que, a medio o largo plazo, acaben afectando a dicha rentabilidad o que le ocasionen una serie de quebraderos de cabeza y problemas de más o menos difícil solución. En este artículo de El Blog de PisoBCN queremos dar una serie de consejos básicos para evitar los errores más comunes que suelen cometerse al poner un piso en alquiler.
El primer error al poner una vivienda en alquiler que suele cometerse es el de haber no haber recogido una información exhaustiva sobre todo lo relacionado con la operación. Parte de dicha información se fundamenta en observar atentamente cuál ha sido el resultado para otras personas de poner en alquiler una vivienda de su propiedad y cuáles han sido las consecuencias para esas personas de las decisiones tomadas a la hora de alquilar su propiedad.
Toda persona que desee poner en alquiler una vivienda de su propiedad debe saber que, en el mercado inmobiliario, la rapidez es una virtud. Eso sí: para actuar hay que tener bien claro que rapidez no es lo mismo que precipitación. La precipitación, también en el mercado inmobiliario, es un concepto que, en lugar de sumar, resta. Aceptar de buenas a primeras las condiciones y la oferta de un cliente implica, en gran medida, precipitarse. Para evitar este error de precipitación es fundamental no olvidar nunca algo que, en las grandes ciudades, es casi un precepto inamovible: y es que en Barcelona o Madrid, cuando se habla de mercado del alquiler, la demanda siempre es superior a la oferta. Es decir: el propietario siempre tendrá una mayor capacidad de control sobre el acto del alquiler que quien busca un piso de alquiler. Olvidar eso es arriesgarse a hacer un mal negocio (o, cuanto menos, un negocio menos rentable) cuando se da el paso de poner en alquiler un piso.
Una vez tenido esto en cuenta, la persona que desee poner en alquiler una vivienda de su propiedad deberá elegir el momento y, sobre todo, cómo y a quién va a alquilar esa vivienda. La primera cuestión (cuándo) puede depender del a quién se va a alquilar la vivienda. El ejemplo típico que suele ponerse cuando se habla de esta cuestión es el que hace referencia al arrendamiento de pisos de estudiantes. Un estudiante/grupo de estudiantes que desee/deseen alquilar un piso desean garantizarse que dispondrán de ese piso al iniciarse el curso académico. Eso implica, pues, que deben tener cerrada la elección de piso y, por tanto, firmado el contrato de alquiler antes de marchar de vacaciones tras haber finalizado el curso anterior. Es decir: que el propietario que desee poner en alquiler un piso de su propiedad a estudiantes deberá actuar de manera que entre los meses de mayo y junio ya esté cerrado el alquiler de la vivienda.
Sin duda, el tipo de inquilino que se desee tener determinada en qué momento se debe anunciar el piso en alquiler y en qué momento debe cerrarse dicho alquiler. No es lo mismo alquiler el piso a unos estudiantes que alquilarlo a una familia, a una pareja o destinar dicho piso al alquiler vacacional. Una vez tomada la decisión del tipo de inquilino se desea tener en la propiedad que queremos poner en alquiler decidiremos en qué lugares deseamos anunciar nuestra oferta de vivienda en alquiler para, de ese modo, llegar de un modo más efectivo a nuestro destinatario. Los anuncios en lugares generalistas pueden, sin duda, atraernos inquilinos, pero… ¿son esos inquilinos los que verdaderamente deseamos para nuestra vivienda?
Un consejo fundamental a la hora de poner una vivienda en alquiler es el que hace referencia a la contratación de un seguro. Ese aspecto es absolutamente imperativo. No importa que todo lo referente a desperfectos, averías y mantenimiento quede reflejado en el contrato. Es preciso cubrirse las espaldas. Y ésa es la misión de los seguros: garantizar que nada quede a merced de la buena fe del inquilino y que, al acabar el contrato de alquiler, el estado del piso y de los aparatos existentes en él no se convierta, más allá de lo imprescindible, en un problema para el propietario de la vivienda.
Más allá de estos consejos, quien desee poner una vivienda en alquiler deberá:
- Revisar concienzudamente el contrato.
- Definir claramente las condiciones del contrato detallando en él cuál de las partes debe pagar los desperfectos de, por ejemplo, los electrodomésticos, o quién debe pagar los consumos, así como de qué manera se debe aumentar la renta del alquiler cada año.
- Tener la documentación referente al alquiler siempre bien ordenada y a mano para, de ese modo, agilizar la respuesta a cualquier tipo de problemática que pudiera surgir durante el tiempo de duración del contrato.
- Aceptar una señal como parte del contrato hasta que éste se firme.
- Informarse y conocer bien el mercado para saber qué precios pueden cobrarse por poner una vivienda en alquiler.
Todos estos consejos que hemos detallado en este post deben servir para conseguir, dentro de todos los inquilinos posibles, el más conveniente.