Si hay algún país que ha destacado históricamente por primar la cultura de la compra inmobiliaria por encima del alquiler ése es España. Buena parte del desarrollo económico experimentado durante los años sesenta del pasado siglo se basó en el sector del ladrillo y en la expansión de una idea: el sueño de toda familia tenía que ser tener una vivienda en propiedad y un coche. Alquilar un piso era, en la mente de muchas personas, “tirar el dinero”. Por otro lado, la poca diferencia existente entre lo que se pagaba por una renta de alquiler y lo que se pagaba mensualmente por un préstamo hipotecario ha fomentado que muchas personas, en nuestro país, hayan optado históricamente por la opción de la compra a la hora de buscar una vivienda.
La confluencia de factores señaladas ha acabado configurando en España un mercado inmobiliario significativamente diferente al que ha imperado en otros países de nuestro entorno. Si en países como Alemania, Austria, Dinamarca, Francia o Reino Unido sólo dos tercios de la población (en Alemania incluso menos) eran y son propietarios de sus viviendas; en España, hace una década, era sólo entre el 7% de la población la que optaba por el alquiler. Esa tendencia, sin embargo, ha sufrido un cambio significativo en los últimos años. En la actualidad, el porcentaje de españoles que residen en una vivienda de alquiler ronda el 23%.
La responsable principal de este cambio de tendencia es, según afirman los expertos, la crisis. En líneas generales, la vivienda ha perdido en España un 45% de su valor respecto al que tenía en 2007, justo antes de que estallara la crisis. Esa pérdida de valor, sin embargo, no ha supuesto que para muchas familias la compra de una vivienda haya dejado de ser una aventura económica poco menos que inviable.
La crisis no ha supuesto solamente que los precios de las viviendas hayan experimentado un claro descenso durante la última década. También ha implicado un incremento importantísimo de las tasas de paro y una disminución de los salarios medios de muchos trabajadores. Por otro lado, los puestos de trabajo que se van creando en los últimos meses son puestos de trabajo mayoritariamente temporales o a tiempo parcial y retribuidos con niveles salariales muy bajos. Sin duda, todos estos factores, unidos a las condiciones más estrictas impuestas por los bancos a la hora de conceder créditos, han configurado un panorama nada favorable para el mercado de compra y un incentivo muy importante para el de alquiler.
El alquiler, ahora, se presenta para muchas familias españolas como una opción que, potenciando la libertad y la flexibilidad, permite adaptarse mejor a una situación en la que la estabilidad económica, laboral y social brilla por su ausencia. La movilidad geográfico-laboral es cada vez mayor, han sido eliminadas las exenciones fiscales a la compra de vivienda, los precios de los pisos siguen siendo relativamente altos en las grandes capitales… todos estos factores, unidos a un progresivo cambio de mentalidad de las nuevas generaciones, han favorecido el hecho de que, poco a poco, el alquiler sea una opción más y mejor valorada por muchos españoles.
Han sido los jóvenes principalmente, señalan los expertos, los que han impulsado al alza el mercado del alquiler en España. La necesidad de formar una familia o de independizarse, unida a los sueldos bajos y la temporalidad laboral, ha hecho que la llamada generación millenial abandone la cultura inmobiliaria de sus adultos y opte por el mercado de alquiler.
Esa mayor demanda, combinada con la falta de oferta, ha hecho que se disparen los precios de la vivienda de alquiler en todo el país (en 2016 el mercado de alquiler experimentó una subida de precios del 6,7%) y especialmente en Madrid y Barcelona. En este último caso, los expertos han alertado del riesgo de que vaya a formarse una burbuja en el mercado de alquiler (tal y como ya reflejamos en uno de nuestros artículos). Las altas rentabilidades que ofrece el comprar una vivienda para después ponerla en alquiler y la presión que el alquiler turístico ejerce sobre las rentas hace que los alquileres se hayan disparado en determinados barrios de la capital catalana.
Hay expertos que apuntan a que la cultura del alquiler ha llegado para quedarse. Otros, por el contrario, consideran que el crecimiento del alquiler en España es un fenómeno coyuntural, fruto de unas circunstancias económicas muy determinadas, y que, como tal fenómeno coyuntural, pasará cuando dichas circunstancias económicas cambien. Para estos últimos expertos, es muy improbable que el porcentaje de personas que optan en España por el alquiler supere la tasa del 30% ya que la estabilización de la economía y el retorno de la confianza de la gente en la marcha de la misma hará que, de nuevo, se vuelva a priorizar el mercado de compra sobre el mercado de alquiler.