Calle Constitución, 83. En esa dirección del barrio barcelonés de La Bordeta se está izando el que va a ser el edificio de madera más alto de toda España. Seis plantas son las que tiene este edificio y mes y medio es lo que ha tardado la cooperativa La Borda para colocar toda la estructura de madera del edificio. Según las previsiones de la cooperativa, algo más de un año es lo que tardarán a poder entrar a vivir en este edificio los socios de este bloque de viviendas en régimen de cesión de uso.

¿En qué consiste exactamente el régimen de cesión de uso? En que la cooperativa encargada de la construcción del edificio de madera, en este caso La Borda, es la propietaria del mismo. Los socios que forman parte de la cooperativa deben, para serlo, aportar un capital social de 15.000 euros, así como una mensualidad que deberá abonarse una vez que el edificio esté construido y que está todavía por determinar. La construcción del edificio de madera plantea un coste total de unos 3 millones de euros. A La Borda le falta todavía el 20% de esa cantidad para poder completar la financiación entera de la construcción de este original edificio. Para cubrir ese porcentaje, la cooperativa La Borda se ha planteado vender títulos participativos.

La Borda dispone de más de una cincuentena de socios. Ellos serán los que vivirán en las 28 viviendas de que constará este edificio de seis plantas de madera. 43 personas, además, están apuntadas a la lista de espera para convertirse en socios si se produce alguna baja en la cooperativa.

Los próximos meses estarán dedicados a la realización de los interiores de las viviendas. Cuando esté cubierta la estructura completa de este bloque de seis plantas con estructura de madera, ésta será sólo visible en el techo y en la fachada. Aunque muchas personas puedan pensar que un edificio de madera (sólo la planta baja está realizada en hormigón) puede resultar excesivamente peligroso, los arquitectos que han diseñado su estructura descartan que sea así ya que, aseguran, la madera con la que está construido el edificio no es inflamable. Además, recalcan que un buen mantenimiento del edificio puede garantizar al mismo una vida útil bastante superior a los 100 años.

La madera utilizada en este edificio proviene de un tipo de pino que viene del País Vasco (el llamado pino insigne, pino de Monterrey o pino de California) y que está barnizado con un barniz de protección de fuego.

Los arquitectos que han diseñado este bloque de viviendas de madera sostienen que una de las ventajas de emplear este material a la hora de izar bloques de viviendas es que tienen un peso más reducido y, sobre todo, que puede la estructura del edificio puede reciclarse si, pasados algunos años, se decide dar al solar en que se alza otro servicio o destino. El trabajar con este material, además, permite, al decir de los arquitectos que lo han diseñado, un importante ahorro de energía.

Una tendencia en expansión

El edificio de madera que La Borda está levantando en la calle Constitución de Barcelona no es la primera construcción que con este material se ha construido en Barcelona, pero sí el más grande hasta la fecha. La empresa House Habitat, por ejemplo, utilizó hace unos meses en el barrio de Sants (concretamente en la calle Melcior de Palau) este material para, manteniendo la fachada centenaria protegida de un edificio antiguo, construir un edificio entre medianeras utilizando estructuras ligeras de maderas.

House Habitat es una de las constructoras catalanas que utilizan esta fórmula y en su página web podemos encontrar el siguiente vídeo sobre la construcción del mencionado edificio del barrio de Sants.

House Habitat ha levantado también un edificio unifamiliar de madera de cinco plantas, en Vallcarca, en el distrito de Gràcia. Ese edificio ha sido, hasta la fecha, el más alto construido en Barcelona, y logró la calificación energética A gracias a su utilización de las técnicas más avanzadas de la aerotermia.

También se han construido viviendas de madera en el casco antiguo de El Prat de Llobregat o en la calle Magalhanes del Poble Sec. El edificio de Magalhanes es un edificio de seis viviendas de alquiler. Construido por la empresa Arquima, fue, en 2015, la primera construcción plurifamiliar de entramado ligero del Estado).

Los defensores de este tipo de construcción hablan del ahorro que implica este sistema respecto a los tiempos de ejecución (los promotores pueden rentabilizar antes su inversión) y del aislamiento térmico que garantiza. Los cerramientos de las viviendas de madera permiten, afirman, que dichas viviendas estén muy bien aisladas térmicamente, lo que revierte en unos muy bajos consumos energéticos. En el caso del mencionado edificio unifamiliar de madera de cinco plantas de Vallcarca, por ejemplo, los casi 350 metros cuadrados del edificio generan unos gastos medios mensuales de suministros de unos 62 euros.

Barcelona parece apuntarse así a una corriente que ya lleva mucho terreno avanzado en países del norte de Europa, así como en Francia, Alemania, Estados Unidos o Canadá. En este último país, por ejemplo, ya existen equipamientos públicos realizados con estructuras de madera de hasta 18 plantas de alto.

Los constructores que en Barcelona han apostado por este sistema de construcción solicitan una mayor implicación por parte de la Administración. Un primer paso en este sentido es el dado por el Patronato Municipal de la Vivienda del Ayuntamiento de Barcelona. Durante la pasada primavera, el Patronato anunció su decisión de impulsar la construcción de 46 pisos sociales de madera dentro de una de las naves de la antigua fábrica Fabra i Coats, de Sant Andreu. Para hacerlo, los arquitectos del proyecto aprovecharán la estructura de la fábrica, que está protegida.