En el mercado inmobiliario de Madrid y Barcelona se está produciendo un incremento de los precios de las viviendas que, según algunos analistas, recuerda preocupantemente a los que se produjeron antes del estallido de la burbuja inmobiliaria. Eso al menos es lo que se desprende del informe elaborado por la gestora inmobiliaria Anticipa Real Estate según recoge El Confidencial en un artículo publicado el pasado 10 de noviembre. Según dicho informe, la vivienda se encarecerá un 10,2% en 2018 y un 11,5% en 2019. Dichas subidas, aseguran los expertos, duplican los porcentajes que se consideran sostenibles.

Esa voz de alarma se ha visto matizada por las opiniones sostenidas tanto por las entidades bancarias como por las promotoras inmobiliarias. Unas y otras recalcan que el mercado inmobiliario actual es muy diferente al mercado de hace diez años y, por tanto, no hay que considerar que el sector inmobiliario esté viviendo ahora una preocupante situación de riesgo. Para empezar, afirman, el acceso a la financiación sigue siendo muy restringido y ésta sólo se concede a clientes solventes. En ese sentido, el sector financiero estaría actuando, en estos tiempos, de manera mucho más responsable que en los años que precedieron a la crisis, en los que los préstamos hipotecarios se concedieron, en demasiados casos, a clientes de baja solvencia. Por otro lado, sostienen, la subida de precios de la vivienda no se da, como se daba en los tiempos anteriores a la crisis, en todo el territorio nacional, sino sólo en puntos muy concretos de éste.

Anticipa Real Estate demuestra con su informe que, en gran medida, esta última apreciación es cierta. Pero también lo es que hay zonas donde los registros de precios dados en 2007 se han superado. El análisis de los precios de la vivienda en algunas zonas de Madrid ha hecho que salten las primeras alarmas. En barrios como el barrio de Salamanca, el de Chamberí o el de Chamartín, los precios de la vivienda han igualado ya los registrados hace diez o doce años, en pleno boom del mercado inmobiliario. Por su parte, en Moncloa, Tetuán, Centro o Arganzuela ya se están superando los precios de 2008.

Este incremento del precio de la vivienda en los barrios céntricos de Madrid o Barcelona está haciendo que las subidas se estén trasladando hacia los barrios y zonas periféricas de dichas ciudades. El hecho de que la demanda huya de los precios prohibitivos del centro hace que se produzca una presión sobre las zonas más asequibles que está haciendo que los precios de la vivienda en esas zonas (Vicálvaro, Ciudad Lineal y Villaverde en Madrid, y L’Hospitalet de Llobregat, Castelldefels, Sabadell y Esplugues de Llobregat en Barcelona), también, se incrementen.

Según los analistas, una de las razones principales de este incremento de precios de la vivienda habría que hallarla en la irrupción de inversores. La discordancia entre las compraventas realizadas y las hipotecas concedidas durante el mismo período lo demostraría. Como hemos explicado en varios artículos de este blog, la escasa rentabilidad ofrecida por otros productos de inversión, unida a la caída de los mercados bursátiles y a la buena marcha del mercado de la vivienda, ha hecho que los inversores acudan a éste para realizar sus inversiones con la idea de alquilar las viviendas compradas. Así, ha sido esta presión de los inversores sobre el mercado, en gran medida, lo que ha impulsado los precios de la vivienda al alza.

Un informe publicado hace poco por Bankinter reforzaba esta idea. Según dicho informe, y según recoge El Confidencial en el artículo firmado por Elena Sanz, “Madrid y Barcelona disparan el precio de la vivienda a máximos del ‘boom’ inmobiliario”, “el escenario de tipos de interés cercanos a 0% en los depósitos y la rentabilidad incluso negativa que proporciona actualmente la renta fija a corto y medio plazo seguirá impulsando la demanda de vivienda como bien de inversión. La rentabilidad bruta por alquiler de la vivienda, que se sitúa actualmente en el 4,1% según los datos del Banco de España, muestra que la inversión inmobiliaria es todavía la única alternativa que, junto a la renta variable, puede ofrecer retornos superiores a la inflación y contribuir a mantener el poder adquisitivo”.