El precio de los alquileres inmobiliarios no deja de crecer. En el blog de PisoBcn.com venimos contándolo desde hace tiempo. Sin ir más lejos, hace un año hablábamos de cómo la subida de los alquileres había llegado a provocar el nacimiento del Sindicat de Llogaters, un sindicato de inquilinos que, contando con el apoyo de 16 entidades de la Ciudad Condal (entre las que se encontraba la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona), intentaba luchar contra la especulación inmobiliaria para, de ese modo, intentar poner límite al incremento de los precios de los alquileres.

Una de las medidas más llamativas emprendidas por el Sindicat de Llogaters en los once meses que lleva de vida desde su fundación ha saltado a la luz pública hace pocos días. El Sindicat de Llogaters reunió el pasado 20 de marzo a inquilinos de ocho fincas que, ubicadas en diferentes lugares de Barcelona, pertenecen al parecer a la sociedad UISA-SAPI. Esta sociedad posee, al menos, 455 pisos en Barcelona. El motivo que el Sindicat de Llogaters tenía para reunir a todos estos inquilinos era uno: hacerles una propuesta. ¿Qué propuesta? La de dejar de negociar de manera individual los aumentos del alquiler para hacerlo de un modo colectivo.

El Sindicat de Llogaters ha realizado dicha propuesta amparándose en un éxito: el conseguido en la negociación de los alquileres cobrados a los inquilinos del edificio ubicado en la calle Barcelona, 113, de Sant Joan Despí. En dicho edificio viven 121 familias. A estas familias se les exigió vía burofax un aumento de las rentas pagadas por alquiler que oscilaban entre el 40% y el 100%. Los vecinos de esta comunidad, unidos y apoyados por el Sindicat de Llogaters y por su equipo de profesionales del Derecho, lucharon contra la firma propietaria del edificio (una filial de Goldman Sachs) y consiguieron que los alquileres sólo subieran el 5% el primer y segundo año y un 10% el tercero.

Tras un año de funcionamiento, el Sindicat de Llogaters presentó los primeros resultados de sus primeros nueves meses de trabajo de investigación. Dicho trabajo de investigación ha servido al sindicato de inquilinos para realizar un listado de las que, al parecer, son las diez principales sociedades que suman entre ellas la propiedad de un mínimo de 2.888 apartamentos en alquiler. El que no gestionen todo el parque de viviendas de alquiler no impide que influya directamente sobre dicho mercado. Los particulares que poseen un piso y quieren alquilarlo acaban copiando las tácticas empleadas por dichas empresas y acaban exigiendo aumentos de las rentas similares a los exigidos por esas empresas.

Las iniciativas emprendidas por el Sindicat de Llogaters han hecho que entre en conflicto directo con la firma catalana UISA-SAPI. El Sindicat de Llogaters ha acusado a UISA-SAPI de especuladores y de ser responsable en gran medida de la subida de los alquileres. UISA-SAPI, por su parte, alega que la empresa no puede considerarse responsable, dicen, de los aumentos de las rentas. Después de todo, sostienen, UISA-SAPI “sólo suscribió el 0,15% de la totalidad de los contratos firmados en Barcelona en 2017”. ¿Cómo, se preguntan en UISA-SAPI, se puede, con un porcentaje tan pequeño de contratos suscritos, influir sobre los precios en un mercado tan complejo como es el mercado inmobiliario de alquiler en Barcelona? Por otro lado, niegan lo que el Sindicat de Llogaters afirman: que soliciten aumentos de los alquileres de entre el 40% y el 100%.

El Sindicat de Llogaters ha rechazado medidas como una hipotética huelga de alquileres. Barcelona ya conoció una. Fue en 1931. El Sindicat de Llogaters recalca que esa experiencia es irrepetible. Tras aquella huelga, sostiene el sindicato de inquilinos, estaba el movimiento libertario, tan arraigado en Barcelona en aquellos años. De hecho, fue el Comité de Defensa Económica del Sindicato de la Construcción de la CNT el impulsor de una huelga que se mantuvo entre abril y diciembre de 1931 y que afectó sobre todo a barrios como la Barceloneta, Sants, El Clot y Poblenou o ciudades del área metropolitana de Barcelona como L’Hospitalet y Santa Coloma de Gramenet.

Sin duda, las circunstancias concurrentes en la huelga de alquileres en 1931 son irrepetibles. El Sindicat de Llogaters ha preferido, a la hora de luchar contra el aumento de los alquileres, seguir la senda que se marcó en Parkdale. Parkdale es un barrio de Toronto en el que 300 inquilinos se unieron para conseguir que la empresa propietaria de las viviendas en las que ellos vivían como alquilados accediera tanto a realizar un aumento muy moderado de las rentas como a mejorar las viviendas. Ésa, al parecer, será la senda que va a seguir el Sindicat de Llogaters en sus próximas actuaciones.