Todo rebrote de la venta inmobiliaria tiene su principal víctima en el mercado inmobiliario de alquiler. Eso se hace especialmente patente en una ciudad como Barcelona en la que, además, confluyen diversos factores que impulsan el precio del alquiler hacia las alturas. Los datos no engañan y a ese respecto son claros: el precio de la renta media de alquiler en todos los distritos de la ciudad subió una media del 6,7% durante 2015. Ese incremento, superior al experimentado por los pisos de alquiler del resto de España, es debido, en gran parte, a la creciente europeización experimentada por la sociedad barcelonesa.

Esa europeización, en cierto modo forzada por las circunstancias, tal y como apunta Carlos Márquez Daniel en su artículo “Barcelona, ciudad sin pisos (de alquiler)”, editado por El Periódico de Catalunya, ha incrementado la demanda de pisos de alquiler. Al reducirse la financiación bancaria y al incrementarse el temor del comprador a embarcarse en aventuras crediticias de carácter hipotecario, la opción del alquiler gana adeptos entre aquellas personas que buscan una residencia. Tanto, que en 2015 se realizaron 40.623 operaciones de alquiler, un 68% más que en 2007.

En contraposición a los datos del mercado inmobiliario de alquiler en Barcelona podemos encontrar los datos referentes al mercado de venta de pisos. En este caso, la curva es claramente descendente. Si en 2008 se realizaron casi dieciocho mil operaciones hipotecarias en Barcelona, en 2015 las hipotecas firmadas en la capital catalana no alcanzaron la cifra de las 9.000. Es decir: casi la mitad.

Según apuntan diversos expertos, a ese aumento de la demanda de pisos de alquiler se suma una notable falta de oferta. Esta falta de oferta de pisos de alquiler, además, viene determinada por las propias características orográficas de Barcelona. Barcelona es una ciudad caracterizada por la escasez de suelo. Los límites impuestos por los municipios que la rodean, el mar y la sierra de Collserola hacen que en Barcelona no se disponga de suelo suficiente como para que puedan crearse grandes promociones inmobiliarias que hagan aumentar de manera significativa la oferta de vivienda de alquiler.

Junto a estos factores, hay otro que también influye en el hecho de que la oferta de vivienda de alquiler en Barcelona sea escasa para las necesidades del mercado. Ese factor, derivado también de los efectos de la crisis, radica en el cambio cultural experimentado por muchos compradores de pisos. Éstos, en los tiempos anteriores a la crisis, compraban pisos para después ponerlos en alquiler. Con la renta obtenida por ese arriendo, los inversores pre-crisis solían hacer frente al pago de un préstamo hipotecario que les servía para adquirir otra vivienda y, así, aumentar su patrimonio. En la actualidad hay mucha gente que, en lugar de optar por arriendar la vivienda, opta por vender un piso para, con lo obtenido con su venta, hacer frente al pago de una segunda vivienda.

Un último factor que podría influir en la escasez de oferta de vivienda de alquiler en Barcelona sería el del peso cada vez más importante de la inversión extranjera. El inversor extranjero ha encontrado en Barcelona un mercado inmobiliario muy atractivo y a un precio mucho más asequible que el de muchas otras capitales y ciudades de primer rango europeo o mundial. Hay observadores que, tal y como recoge Márquez Daniel en su artículo, apuntan a la posibilidad de que Barcelona acabe importando un modelo que ya se ha impuesto en capitales como Londres o París. En esas ciudades, el centro está prácticamente ocupado por negocios y turistas, quedando los barrios periféricos y las ciudades cercanas reservadas a los naturales del país.

Las rentas por distritos

La confluencia de todos estos factores señalados hace que las rentas de alquiler alcancen un nivel medio en Barcelona de 734,94 euros mensuales, una cifra sin duda elevada en una sociedad en la que, en parte por características estructurales del mercado laboral español y en parte por efectos perniciosos de la crisis, muchos jóvenes no alcanzan un nivel salarial que llegue a los mil euros.

Respecto al precio por distritos, Sarrià-Sant Gervasi es el distrito que tiene la renta de alquiler media más alta (1.051,23 euros) de la ciudad y Nou Barris (518,80 euros) la que la tiene más baja. El resto de las rentas de alquiler medias de los distintos distritos barceloneses son las siguientes:

– Horta Guinardó: 586,85 euros
– Sant Andreu: 611, 00 euros
– Sants-Montjuïc: 624,52 euros
– Ciutat Vella: 675,74 euros
– Sant Martí: 700, 56 euros
– Gràcia: 721,65 euros
– Eixample: 831,44 euros
– Les Corts: 925,45 euros

Pese a la escasez de oferta de viviendas de alquiler  y el consiguiente nivel de las rentas, el mercado de alquiler en Barcelona es un mercado tremendamente vivo. De hecho, y según datos que recogemos del citado artículo de Márquez Daniel, el 20% de los pisos de alquiler en Barcelona encuentran un inquilino en menos de 24 horas.

Poner un piso en alquiler en Barcelona sigue siendo pues, una oportunidad de negocio muy atractiva para todas aquellas personas que dispongan de un inmueble en propiedad y en el que no residan.